lunes, 16 de mayo de 2016

¿Un negocio?

Decides tener hijos, piensas que será un proceso muy fácil. Dejas de tomar precauciones y te embarazas, no falla, somos jóvenes y todo nos va a salir bien. Así que vas al ginecólogo, le dices lo que quieres y te hace analíticas rutinarias para comprobar que "todo va bien".

Llegas a por los resultados y te dice que es "practicamente imposible" que tengas hijos de manera natural, así que directamente te recomienda Fecundación In Vitro (FIV), ni tan siquiera probaría con Inseminación Artificial(IA) o Inseminación Guiada (IG).

Hablamos de un centro privado, ellos se ocupan de todo, nuevas pruebas en su laboratorio propio, la medicación y luego el procedimiento. Medicarte para conseguir al menos 10 óvulos, medicar a tu marido para que tenga más y mejores espermatozoides, extraer los óvulos en el quirófano, fecundarlos en el laboratorio y meterlos de nuevo en el útero para que, con suerte, agarre alguno (suelen meter entre dos y tres óvulos fecundados) y se produzca el deseado embarazo, todo por un "módico mínimo precio" de 9.000 Euros. Siempre y cuando todo salga bien a la primera, si no es así hay que ajustar nuevamente el muy asequible precio.

Cuando una se imagina tener hijos, piensa que tras una increíble relación sexual con tu pareja te embarazas, llega la fecha, no te baja la regla y...¡Sorpresa!. Pero cuando ya hay terceras personas de por medio e incluso un laboratorio, quirófano y tal desembolso, te cabreas con el mundo y la vida se te nubla.

Tal vez unos tienen suerte de no importarles cuanto haya que gastarse, pues al fin y al cabo, quieres tener hijos y no hay dinero que lo pague. Pues si, es cierto, no hay dinero. Infinidad de parejas han visto caer en picado sus cuentas por "un hijo",ya que, en la mayoría de los casos, hay que hacer otro pago, y otro intento, y otro pago.

Otras piden un  préstamo bancario, no sale bien y se quedan pagando el préstamo y sin hijos. Otros lo hacen por la Seguridad social, pues si eres menor de 39 años, tienes derecho a este tratamiento, viéndose aumentado el tiempo a entre 3 y 9 años de espera, sin obtener resultados positivos una vez más.

Es inimaginable cómo todo esto afecta a nivel psicológico y por tanto a la estabilidad y relación de pareja. Vivimos una vida con mucho estrés como para colmo, añadir un proceso similar. Sé de que hablo, pues conozco a varias parejas cercanas que pasan por este mal trago, algunas con suerte, otras sin ella y se ven abocados a la adopción, cosa muy respetable pero que también se alarga a entre 3 y 5 años, por lo que te plantas con 50 años, cansado y pendiente de esa esperada llamada.

Me considero muy afortunada, pues cuando acepté que no tendría hijos hasta unos cuantos años vista me quedé embarazada. Llevábamos meses tomado suplementos naturales como "Fertizinc", con alto contenido en Zinc que ayuda a fortalecer los espermatozoides y favorece la implantación uterina. "Omega3" regulador hormonal y "Aesculaforce forte", favorecedor de la circulación sanguínea. Éste último me lo recomendó mi profesora de yoga, ella se embarazó al mes y medio de tomarlo.

Además, también utilizamos un remedio muy recomendado durante siglos pero sólo funciona si se hace correctamente, conocido por un buen amigo como "El método Jamonero". Si, da risa pero con sólo una vez bien hecho, ¡Tachán, llegó Ézaro a nuestras vidas!. Consiste en elevar la pelvis durante 45 minutos tras el coito. no basta con levantar las piernas, se trata de ayudar mediante la gravedad a que los espermatozoides lleguen a su destino. Por supuesto este no es un método científico, más bien lógico, si el ovario está arriba y el espermatozoide debe subir, vamos a favorecer el proceso dándole la vuelta a la situación. He de decir también que gracias a esta postura puedes hacer una sesión inesperada de risoterapia gratuita con tu pareja.

Sinceramente no sé si fue por el conjunto de todo o por que, por primera vez desde que decidí que quería ser madre, no creí que me quedaría embarazada. No lo pensé siquiera. Si, es cierto que estuve una hora con las rodillas en los hombros de mi marido, debía probar hasta la última de las opciones, pero en ningún momento estuve pendiente de si era mi día de ovulación y mucho menos si me bajaba o no la regla ese mes. Simplemente llegó.

Creo que tenía que llegar, tenía que ser él y también, creo firmemente que el no pensar y simplemente dejarse querer cuando a uno le apetece, sin calcular fechas, influye. Estoy convencida de que somos mente y somos cuerpo, que no hay uno sin lo otro y deben tener una conexión firme para que todo fluya. ¿Y si hubiésemos aceptado el tratamiento? ¿Cómo sería ahora nuestra vida?



3 comentarios:

  1. Enhonarabuena por esta nueva aventura!
    Tener la visión del día a día de una mamá primeriza con los avatares de la maternidad con todos los agentes sociales va a venir genial.
    Un abrazo Cecilia

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